martes, 26 de junio de 2012

QUEBRANTAHUESOS 2012


Nos levantamos aproximadamente a las 4:45 h para estar a las 5:15 h en el comedor del Hotel, durante ese tiempo nos vestimos y metimos las bicis dentro del coche. No tenía ganas de desayunar entre los nervios y la cena del día anterior que se me había atragantado por un mal entendido, me forcé un poco por comerme un trozo de pan con tomate y aceite, y un yogur con cereales, decidí no beber nada hasta no haber subido en la bici, pues sabía que los nervios me harían ir al baño más de una vez. El Hotel se encontraba en Panticosa a 25 km de Sabiñañigo la salida. Gracias a los compañeros que ya habían ido otros años no tuvimos problemas para aparcar pues conocían un sitio y estaba libre. Pues la cola hacía miedo y aún llegando una hora antes de la salida, la cosa estaba complicada.
Nos terminamos de equipar y montar las bicis. Y nos dirigimos a la salida entre la salida oficial y nosotros estaríamos a unos 700 m, pero detrás de nosotros se fue acumulando tanta gente como delante. Una de las cosas a las que más miedo tenía era a una caída en esta salida, decidí no poner la cala de un pie hasta no ver espacio suficiente, arrancábamos y parábamos….continuamente la salida fue a las 7:30h., mi pulsometro se puso en marcha cuando pise la alfombra 7:51h.
Empezamos la marcha, y mi interés en ningún momento de los 5 km primeros estaba en que velocidad iba sino en no tropezar con nadie de delante. Empezaron adelantarme gente por todas partes, iba bastante bien conseguí coger un grupito que iba a 27-28km/h parecía que se iban para una semana llevaban maletas en las bicis eran de Zaragoza, cerca de Villanua se pararon en una gasolinera y tuve que continuar “sola”, es un decir porque hasta subir el primer puerto siempre hay alguien a tu alrededor, para mi el primer puerto empezó en Canfranc hasta entonces la autovía no paraba de subir y bajar, y íbamos ascendiendo casi sin darnos cuenta, pero a partir de Canfranc es cuando lo notas, subí y decidí no parar en el primer avituallamiento pues estaba situado en una pendiente y había mucha gente, además el firme estaba mojado a causa de los grifos de agua. A partir de aquí había lo que llamaban algo así como el muro de fusileros, y es un muro, eran 8km entre el 4% y el 7%, al final llegue a la frontera con Francia, como había un edificio oficial un reten de bomberos decidí preguntar para ver si me dejaban ir al baño, los franceses son muy amables y viendo la que les esperaba por la tarde con la selección española me contestaron que no, así que decidí buscar un  rincón y regar el suelo francés (es una cosa a mejorar en esta prueba, las chicas no lo tenemos tan fácil como los chicos a la hora de ir al baño). Comí un plátano, dátiles que llevaba y bebí, había coronado Somport. (Es como subir 9 km con la inclinación de la 2ª parte de Ebo)


Me puse los manguitos y el cortavientos aunque no hacía mucho frio porque pensé que al estar sudada al bajar lo notaría, y valla si lo noté, cuando no llevaba ni 2 km de bajada, vi allí abajo una nube grande, me dije ¿que es eso?, fue como entrar de un sitio con calefacción, a una cámara frigorífica, un cambio de temperatura de más de 10ºC. En el descenso no tuve problemas bajaba prácticamente sola, y no era demasiado complicado ya que cuando hay alguna curva peligrosa hay gente con banderas. Lo de buscar grupito para ir acompañada no lo conseguí a 100m delante de mi había un compañero, y detrás a otros 100m otro, pero de grupo nada, después de una bajada que puedes dar pedales y adelantar pero con precaución y guardar que todavía queda mucho, hicimos un giro abandonando la carretera y accedí a un camino de no más de 3m de ancho ahora viene el temido Marie Blanche, 



si te fijas en cada puerto te indica al lado del camino cuantos kilómetros faltan y que desnivel tiene el que vas hacer, eso me di cuenta en el Portalet, bueno com iba diciendo el Marie Blanche los dos primeros kilómetros me  parecieron chau-cha, me dije bueno si esto es así esta hecho, pero a partir de tercero la cosa se endurece empezamos a subir cada vez más y más (la primera parte de la Vall de Ebo) estaba ya cansándome, pero me encontraba en el kilometro 7 u 8 cuando venia una curva cerrada, donde al lado derecho del camino había un murete de medio metro donde iban turnándose para sentarse algunos ciclistas, el 80% ya habían bajado de la bici y subían a pie, yo me decía aguanta Ana que solo faltan dos, pero al dar la vuelta me encontré con uno que estaba intentando volver a montar en la bici, y tuve que poner el pie en el suelo pues me veía en la misma situación que cuando en abril me caí y me rompí el radio. Uno de los ciclistas le llamó la atención al que se había interpuesto en mi camino, así que yo creí que tenía ya suficiente, cuando levante la cabeza para ver hacia adelante se me hizo ante mi una aparición la Cueva del Rull, 

así que desistí de montar en la bici, cogí un par de calcetines viejos que había cogido por si acaso me quité las zapatillas y me los puse encima de los otros y así subí unos 700m andando (para mi fascinación a pie iba a la misma velocidad que montada en la bici), casi llegando estaba el listo de turno que estaba diciendo “el 95% lo suben andando para eso, porque se apuntan” estuve apunto de decirle ni tu y ni tu barriga cervecera seriais capaces ni de subirlo a pie, pero me callé, no era cuestión de gastar fuerzas tontamente, luego monte otra vez en la bici y al poco cruce la alfombra situada en el Marie Blanche. Fui en busca del avituallamiento dónde tenia pensado comer, antes de llegar a él un muchacho y yo tuvimos que frenar y pararnos en medio de la carretera porque una manada de caballos de los que hay allí arriba había decidido cambiar de pastos y estaban cruzando, mi sorpresa al llegar al avituallamiento es que ya no quedaban sándwich, así que decidí comerme otro plátano, una barrita de cereales de las que llevaba y cogí del puesto dos geles con miedo a que me sentaran mal, decidí tomar uno y guardar el otro por si las moscas. Y otra vez me coloque los manguitos y el cortavientos, volví a bajar sola, cosa que me tranquilizaba bastante, pero el tramo plano de carretera estuve sola y ahí si que se hace pesado no tener compañía, a todo eso los autobuses que iban recogiendo a los que abandonaban o pasaban fuera de tiempo me adelantaban y los adelantaba, sin embargo yo iba bien de tiempo, pero me agobiaba un poco verlos. Más aún cuando veías tíos como máquinas que echaban pie a suelo y se subían. Todos temen el Marie Blanche, pero yo creo que lo que hay que temer es el Portalet, gracias a Dios un buen samaritano me cogió por detrás antes de empezar a ascender el Portalet y me dejo ir a su rueda durante unos 5 km, donde me aviso, el Portalet es muy largo empieza muy suave no te canses para nada no fuerces, la inclinación va de menos a más. 



Y tanto que lo es, empiezas y vas subiendo, yo iba a una velocidad de crucero que me permitía escuchar las conversaciones de los que estaban parados, como por ejemplo uno que llamaba por teléfono a su mujer y le decía cosas tan gratificantes como: “estoy a la altura donde falleció mi compañero” cosa que te anima. Por fin llegue a Arouste otro pueblo donde estaba otro avituallamiento, me tomé el otro gel y otro plátano recarge los botellines, y fui de nuevo a otro rincón, al poco de salir vi la presa, creía que ya estaba más o menos arriba, pero no. Para los que soy de mi zona es como subir Margarida y cuando ya crees que estas arriba tienes que añadirle el Coll de Rates. 


Pero poco a poco logré subir, ahora si me veía triunfadora sabía que lo más duro ya estaba hecho había subido el Portalet, sin embargo se me ocurrió preguntar a un compañero como era el puerto de la Hoz de Jaca 


y me dijo que eran dos kilómetros pero con rampas del 17%, casi me muero, yo para mi que se equivoco y quería decir del 7%, porque la verdad es que no me costó mucho subirlo, arriba volví avituallarme aunque era solo liquido, una señora me ofreció el plátano que su nieto no quiso merendar así que me lo zampé, quizá también no se me hizo duro este puerto porque en Formigal cogí un paquete de golosinas energéticas que daba la organización y llevaban cafeína, la cuestión es que a partir de aquí bajé como un cohete hasta Biescas yo solita y con el tráfico abierto, cosa que para los que vamos detrás es algo a tener en cuenta, iba a 40 km/h con viento en contra pero en bajada a partir de Biescas ya se moderó la velocidad hasta llegar a Sabiñañigo, al cual llegue a las 19h. A la llegada estaba mi caballero andante con un grito de ánimo, el había tardado solo unas 8h. en hacer lo mismo que yo. Como podéis ver unas vistas maravillosas solo tienes que subir en total 4.450m de desnivel positivo acumulado, nada un caramelito para un día.