domingo, 30 de enero de 2011

MUJER CUARENTONA, CASADA, MADRE Y UNIVERSITARIA

Aprovecho la ocasión para enviaros un mensajito de despedida de estudios pero no definitivo pues siempre que lo necesitéis ya sabéis cual es mi correo. Pero la ocasión creo que lo merece.

            Antes de todo agradecer a mi grupo de trabajo la paciencia que han tenido conmigo ya sé que soy un poco aquí te pillo aquí te mato. Pero habéis sido la base fundamental de mi crecimiento y de mi formación vuestro apoyo ha sido fundamental. Siento sinceramente mis salidas de tono, pero estaba un poco cargada como ya os expliqué.

            Ya a nivel general como la más veterana de clase me siento en la obligación de orientaros un poquito, sí, sí no voy a ser esta vez esa tía enrollada con la cual os reís (bueno intentaré meter alguna nota de humor). Aunque sé que seguramente a quién más me gustaría que llegara mi mensaje tal vez pase de mí. Lo siento pero yo no paso de él/ella o ell@s.
                Para aquellos que todavía no lo sepan acabo de cumplir 42 añitos (la flor de la vida). Y efectivamente podría ser la madre de muchos de vosotros. Creo que mi discursito tendrá más valor si sabéis realmente quien soy. Así que intentaré ser muy breve pero voy a contaros mi historia.
           
Mi primer recuerdo es de cuando tenía 3 o 4 años, recuerdo a mi madre siempre limpiando en aquella casa tan grande, yo corría tras ella para que jugara conmigo pero solo recuerdo que tenía trabajo. Trabajo que ella hacía en aquella casa desde que tenía ocho años. Emigramos a Francia como tantos españoles y los dos años que estuve allí solo recuerdo la vacuna que me dieron de la cual guardo un bonito tatuaje en mi brazo. 
Al volver mi padre se monto una carpintería con otro socio, y nos instalamos en casa mi abuelo donde compartí habitación con mis hermanos hasta los 12 años. El negocio no iba mal, así que mis padres decidieron comprar un pequeño piso, pero lo suficientemente grande para que el hombrecito y las mujercitas ya durmiéramos separados. Pero cosas de la vida cuando vas un poco apretado porque tienes que pagar una hipoteca, siempre viene alguien que le gusta echarte una mano más para ponerte una soga al  cuello. Así que el socio de mi padre que  era el que llevaba las cuentas hizo un pequeño desfalco y nos dejó sin negocio y casi sin piso (no os estoy contando la serie “Cuéntame”) os prometo que esto es tan real como la vida misma. Tan real como que recuerdo perfectamente los dos años que los Reyes no nos dejaron nada a mis hermanos y a mí, y que mis compañeras de clase se burlaban de mi porque llevaba pantalones de chico (los que le venían pequeños a mi hermano). Mi hermano con 16 años tuvo que dejar sus estudios y ponerse a trabajar. 
Así pues cuando llegue a 8º curso antes EGB. Mis padres ya me avisaron: “tú no vas poder estudiar una carrera, así que mejor te vas a la formación profesional y te sacas algún titulillo”, decidí hacer Delineante. Las cosas no me fueron mal, en verano trabajaba aprendiendo en un despacho de arquitectura en el cual no me pagaban nada, pues supuestamente me estaban enseñando. Más tarde antes de terminar mis estudios de FP ya vinieron a buscarme para trabajar, así que después de mis clases me iba unas tres horas a ayudar a un arquitecto recién titulado hacer sus proyectos, él fue el que me animó a sacarme el COU por la noche, una vez finalizada la FP. E incluso me dejaba algún que otro rato en la oficina para estudiar. El trabajo decayó y tuve que dejar estas oficinas y buscar un nuevo empleo, así fue como entré en la oficina de una constructora cuyos dueños son arquitectos, allí he estado 18 años trabajando. 
He tenido mucha suerte siempre con los jef@s que he tenido, me considero que he estado siempre bien pagada, pero imagino que yo también habré puesto algo por mi parte para que hubiera buen ambiente. Hay una cosa que yo misma me obligaba hacer todos los días, cada día le traía un café a mi jefa, ese gesto tan insignificante me hacía recordar cada día cual era mi lugar.
Un@ debe saber cuales son sus obligaciones, cuanto más uno tenga asimilado su cometido mejor podrá llevarlo acabo, eso no quiere decir sufrir, es responsabilidad.
Bueno en ese tiempo conocí un chico, me casé, y tuve el mejor regalo que me ha dado la vida mi hijo Manel. Sólo había dos cosas que me faltaban por cumplir tener una moto, la cual me regaló mi marido hace cinco años, y estudiar una carrera. Así pues después del “boom de la construcción” vino el “catackras de la construcción” para mi toda una suerte porque ha sido la mejor escusa para hacer lo que deseaba. Bueno parece ser que voy en camino de conseguir ser diplomada en magisterio EF. Por lo que “Gracias a la vida que me ha dado tanto…”
            Pero no escribo esta carta para contaros mi vida, sino para que más de un@ os replantéis la vuestra. Tenéis un mundo por delante no lo desperdiciéis se puede pasar bien y ser responsable en los estudios, si estáis ahí es porque vuestros padres están haciendo un esfuerzo porque quieren lo mejor para vosotros, no sabréis lo que os quieren vuestros padres hasta que seáis padres.
            El tiempo pasa muy  deprisa y en menos que canta un gallo tendréis mi edad. Os lo digo porque lo he vivido ¡ya estáis avisados¡
            Hay algunos de vosotros que en estos tres años han crecido, los he visto madurar, hay otros que todo lo contrario están echando su vida, su cerebro y su cuerpo por tierra. A pesar de que no tuve la libertad que vosotros para estar sola en un piso con mis compañeras de estudios, sí tuve vida nocturna y no fui una santa, os aseguro que más de una vez me ofrecieron cosas muy peligrosas, pero siempre he tenido un ángel que me ha protegido y me encendido la luz para saber decir “eso no”. Alguna de mis amigas ya están dentro de una caja y a otra la he visto hacer la calle. Ellas no supieron decir no.
            Me gustaría que esta carta llegara a quien sabéis debe llegar, quizá no la lean pero ya no quedará por mi.
            Por otra parte aquellos que habéis aprovechado el tiempo os deseo mucha suerte y constancia porque las oposiciones son más duras que la carrera os lo digo porque lo he vivido muy de cerca, paciencia, paciencia y mucha, mucha constancia.
            Guardaré de todos vosotros un grato recuerdo espero que vosotros también me recordéis con el mismo cariño.
Un abrazo nos vemos.