Jordi Adell es Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y profesor del Departamento de Educación de la Universitat Jaume I (la UJI) en Castellón (España), donde da clases de Nuevas tecnologías aplicadas a la educación.También dirige el Centre d'Educació i Noves Tecnologies (CENT) (Centro de Educación y Nuevas Tecnologías) de la misma universidad, una unidad organizativa dedicada a la investigación, la formación, el asesoramiento y la difusión de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación.
Su artículo “Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información” viene muy bien estructurado no sólo cronológicamente, sino también con respecto al desarrollo del tema que nos ocupa. Resulta muy interesante, comprensible y didáctico.
Es interesante como va desarrollando la historia del hombre con relación a la tecnología. El autor desarrolla un texto entretenido con distintos puntos de vista y a la par que menciona, da datos, sobre otros autores y sus opiniones. Es un estudio bastante completo a mi forma de ver, que bien podría ser el primer tema o tema introducción, a la asignatura que nos ocupa “Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación”.
En un primer punto nos hace un pequeño recorrido histórico a través de los distintos descubrimientos del hombre con respecto a la fluidez y transmisión información: Lenguaje – escritura – imprenta – bibliotecas – telégrafo – máquina analítica ENIAC de Chales Babbge – teléfono- radio – TV – fax – etc. Como cada uno de estos inventos provoca cambios tanto en el ser humano como en la sociedad. Cada vez nos hemos comunicado más rápidamente y hemos transmitido más cantidad de información, y ello no sólo depende los factores tecnológicos, sino más bien de factores sociales y económicos de una época y país, que hacen que estas tengan éxito o no. Como afirma Manuel Castells, "el cambio tecnológico tan sólo puede ser comprendido en el contexto de la estructura social dentro de la cual ocurre" (Castells, 1995).
Hace también mención a los rasgos de las Nuevas Tecnologías que vendrían resumidos en el punto en el que nombra a Cabero (1996) “ha sintetizado las características más distintivas de las nuevas tecnologías en los siguientes rasgos: inmaterialidad, interactividad, instantaneidad, innovación, elevados parámetros de calidad de imagen y sonido, digitalización, influencia más sobre los procesos que sobre los productos, automatización, interconexión y diversidad”.
Nos explica como hemos llegado donde estamos y como se prevé que sea el futuro y sus aplicaciones tanto a nivel de la sociedad como a nivel de la educación con sus repercusiones, consecuencias y problemas. “Uno de los peligros de la sociedad de la información que destacan los expertos es el hecho de dejar el desarrollo de las acciones formativas a la iniciativa privada y a las leyes del mercado. No existe ninguna garantía de que sin intervención de los poderes públicos se proporcione la necesaria formación a los grupos que más la necesitan, sólo a quien pueda pagarla. En diversos informes se habla del peligro de una nueva fuente de discriminación, de una división entre "inforicos" e "infopobres".”
Hacia la mitad del texto nos sumerge en la realidad de las Nuevas Tecnologías en el campo de la Educación y resulta duro aunque real leer estas frases: “Es evidente que la mayoría de nuestros conocimientos sobre cómo enseñar provienen de entornos tradicionales y que, en muchos casos, no servirán en estos nuevos espacios” “El papel de la escuela como fuente primaria de información ha desaparecido hace ya tiempo. Sin embargo, muchos profesores aún no se han dado cuenta”.
Nos explica como debemos cambiar nuestros roles de profesor y de alumno, “La misión del profesor en entornos ricos en información es la de facilitador, la de guía y consejero sobre fuentes apropiadas de información, la de creador de hábitos y destrezas en la búsqueda, selección y tratamiento de la información. En estos entornos, la experiencia, la meta-información, los "trucos del oficio", etc. son más importantes que la propia información, accesible por otros medios más eficientes. Los estudiantes, por su parte, deben adoptar un papel mucho más importante en su formación, no sólo como meros receptores pasivos de lo generado por el profesor, sino como agentes activos en la búsqueda, selección, procesamiento y asimilación de la información”.
Cuando ha empezado a explicar los métodos de trabajar y educar por Internet en ciertas universidades he sentido cierto desasosiego, ha llegado un momento en que creo que la figura del maestro parecía innecesaria, por lo que los últimos folios se me han hecho eternos hasta encontrar lo que buscaba: “Pero la educación es más que poseer información: es también conocimiento y sabiduría, hábitos y valores. Y esto no viaja por las redes informáticas. Los profesores tendremos que redefinir nuestros papeles, sobre todo si seguimos viéndonos a nosotros mismos sólo como "proveedores de información".
¿Se pueden transmitir valores, la afectividad a través de una pantalla? ¿Guardarán los niños la misma imagen de aquel profesor que nos enseñó a leer y escribir?
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